La performance en el espacio público es un elemento significativo en la cultura y el arte contemporáneos. Sus funciones clave abarcan varios aspectos esenciales en este contexto. Por un lado, sirve como una intervención artística que desafía las normas y las expectativas sociales al interrumpir la rutina diaria de un lugar, invitando a las personas a reflexionar sobre su entorno y la sociedad en general. Además, la performance se convierte en una forma de expresión y protesta política, permitiendo a los artistas comunicar mensajes importantes y promover cambios sociales a través de su presencia en el espacio público.

Por otro lado, la participación activa del espectador desempeña un papel crucial en la performance en el espacio público. Esta forma de arte involucra a los transeúntes de manera directa y participativa, permitiendo que el público se convierta en parte integral de la obra, creando así una experiencia artística inmersiva y única. Además, la exploración de temas relacionados con la identidad, el género, la raza y la diversidad cultural es una característica distintiva de la performance en el espacio público, desafiando las percepciones y prejuicios de la sociedad y promoviendo la empatía y la comprensión entre diferentes grupos de personas. Esta forma de arte también puede dar nueva vida al espacio público, cambiando la forma en que se percibe y utiliza, otorgándole un significado renovado y resaltando aspectos que a menudo pasan desapercibidos.